"Cooperar y colaborar son claves para el éxito."
"En la unión está la fuerza."
"Unidos venceremos."
En Puerto Rico, y entre muchas organizaciones hispanas, esas frases y muchas parecidas como que se olvidan, porque cuando llega el momento de forjar alianzas, crear colaboraciones y unirse para hacer una propuesta entre varios, la realidad es otra: les preocupa más mantenerse separadas. Esa tendencia ha ido menguando, pero muy poco y habiendo perdido ya demasiado en el proceso.
Año tras año, he tenido la amarga experiencia de ver como comunidades con necesidades apremiantes pierden oportunidades de colocar fondos federales y estatales porque no quieren trabajar "con esa gente." Ha pasado tantas veces que una de mis primeras preguntas entre entidades hispanas es "¿Con quiénes no quieren trabajar?" Puede que me coloque en el ámbito de "impertinente," pero prefiero eso a ver el trabajo de días o semanas perderse porque llegando al final empiezan a dar marcha atrás para "no trabajar con esa gente."
Si la otra entidad es efectiva en el área o servicio que su organización necesita y no tiene casos legales o "findings" en su contra, entonces trabajar con ella debe ser una decisión de "Sí, veamos cómo" en vez de la reacción automática de "No." Si la idea, misión y meta es de mejorar la comunidad, ¿por qué negarse a colaborar con otra entidad que quiere hacer lo mismo?
Yo no hablo de diferencias ideológicas, como una entidad en contra del aborto colaborando con una pro derecho de las mujeres: esas son diferencias entendibles. Hablo del simple rechazo de "ellos" porque, pues, porque sí. Lo que causa esa reacción es producto de uno o dos factores: ego y/o miedo.
Ego rechaza porque quiere ser el cheche, el jefe, la emperatriz al mando y no acepta verse o ser segundo plano de nadie. Esto se ve porque la entidad que rechaza aliarse dice cosas como "Tenemos mucha experiencia en ese renglón" o "Hemos hecho tantos programas como éste", insinuando que trabajar junto a "esos pibes" o peor aún, como "asistentes de esos pibes," sería un deshonor.
Miedo se cubre con frases como "Preferimos seguir lo estamos haciendo" o "Ya conocemos esta área y su población," cerrando la puerta a intentar algo nuevo y expandir el alcance y efectividad de la organización. También esconde el temor de que sean juzgados por otras entidades, como si recibir insumo para mejorar fuese veneno.
Notarán que escribo esto con cierta amargura. No es para más. Duele ver como cientos de oportunidades al año se pierden porque somos desunidos en un proceso donde se ha demostrado que las alianzas son claves para el éxito, y por eso tantos programas de fondos exigen que hayan colaboraciones y alianzas.
No es posible trabajar con todo el mundo. Pero tampoco es posible lograr solo lo que puede hacer una alianza. Si nada más abrimos nuestras mentes y entidades a colaborar más, aumentaremos nuestro potencial de éxito de forma dramática. Ya es tiempo de abrazar más: más alianzas, más colaboración y más éxito.
Por: Gil C Schmidt
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